Durante la Edad Media, bajo la fuerte influencia de los dogmas que el cristianismo mantenía en la época, los deportes estéticos como la gimnasia serán relegados y menospreciados; aunque su práctica con fines estéticos y de mantenimiento de la salud se mantuvo entre algunos grupos aristocráticos.
Mientras que la gimnasia y las acrobacias en el suelo, tendrán presencia al ser ejecutadas por funámbulos, saltimbanquis, juglares, volatineros (tumblers), bufones y arlequines, algunas de estas figuras con apariciones desde la antigüedad.
Los espectáculos acrobático-gimnásticos de las distintas compañías que durante el medievo deambulaban por el Viejo Mundo se presentaban en los circos y teatros callejeros, no obstante fueron comúnmente solicitados para el entretenimiento de la corte real y la aristocracia. Aun cuando estaban desacreditadas, estas presentaciones otorgaron la posibilidad de seguir propagando las manifestaciones artísticas relacionadas con las capacidades físicas del cuerpo humano.
Le Forze d’Ercole ‘Fuerza de Hércules’, se le llamó a las pirámides humanas y ejercicios acrobáticos que eran acompañados por música, se presentaban en las plazuelas de Venecia.
Hacia la baja edad media, la educación tomó un papel tan transcendental que desencadenó la creación de las primeras universidades europeas para especializar los saberes del hombre, etapa en la que se retomó el culto al cuerpo, al movimiento artístico y atlético de los clásicos griegos.
El deporte y la gimnasia, del Renacimiento a los inicios de la era moderna
Con la influencia cultural y humanista del Renacimiento, en el s. XV cambia la concepción del ser humano, quien se convierte en el centro de atención y su principal tarea es el cultivo y desarrollo de los valores individuales.
Entonces se renueva la importancia que tiene el ejercicio como medio lúdico y terapéutico a nivel educativo.
Entre algunos de los precursores más destacados se encuentra el italiano Vittorino R. Da Feltre (1372 o ’78 _ 1446), autor del primer tratado de pedagogía del humanismo, en el que desarrolló un programa educativo que incorporaba diversas disciplinas deportivas y prácticas higiénicas. Para él, la educación física era tan importante como cualquier otra de las disciplinas en el proceso formativo de los estudiantes, porque podía contribuir al aprendizaje de otras áreas del conocimiento humano.
El teólogo alemán Martín Lutero (1483 – 1546), líder de la reforma protestante, que planteó la actividad física como un medio para obtener la elasticidad del cuerpo y promocionar la salud. El protestantismo contribuyó notablemente a la formación del pensamiento moderno y cambió la concepción de la pedagogía, al sustentarse en la necesidad de educar al cristiano de forma universal para leer la Biblia. La Reforma se vinculó con algunas posturas ideológicas humanístico-renacentistas y este movimiento originó la fundación de las primeras escuelas públicas, gratuitas y obligatorias.
Para Rohe (2014), la consideración de la gimnástica como ciencia durante el Renacimiento tal como se interpretaba en la teoría del médico, cirujano y filósofo griego en el Imperio romano, Galeno (Pérgamo, 129-Roma, c. 201/216), se revisa desde posturas como la de Jerónimo Mercurial (1530- 1606), un médico de corriente humanista que escribió “De Arte Gimnástica”, cuyo planteamiento considera la gimnástica como un arte voluntario que implica una práctica. En 1580 Marsilio Cagnati en “De sanítate tuenda”, identifica los conceptos de ejercicio y gimnástica con los movimientos cuyo su objetivo es salvaguardar la salud.
Mientras tanto, en 1599, el acróbata y equilibrista italiano, Saint Archange Tuccaro (también Tuccarro, 1535 – 1602 o 1616), publica los “Diálogos sobre el ejercicio de saltar y voltear en el aire, con las ilustraciones que sirven para la perfecta demostración y entendimiento de dicho arte”, considerado el primer tratado ilustrado sobre la acrobacia registrado en el mundo, con 88 grabados que ilustran más de 50 ejercicios en uso de la época.
Para Carl Diem (1966), “la obra de Tuccaro, algo ampulosa y soberbia, contiene en su parte deportiva una buena visión sobre la enseñanza de la gimnasia”.
Según Depping (1886), Tuccaro, aficionado al arte gimnástico y a los ejercicios cubistas modernos, prestó sus servicios en Alemania al emperador Maximiliano, y más tarde al rey Carlos IX en Francia, este último fue su alumno y practicó algunos de sus saltos mortales que se extendieron por toda la Corte Francesa.
Pochini, H. (2017). El proceso de entrenamiento de la Gimnasia Artística Femenina. Tesis de posgrado (págs. 24-26). Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1458/te.1458.pdf
Rohe, J. I. (2014). Evolución histórica de la acrobacia escénica en la cultura Mediterránea y Europea. En La acrobacia dramática en la formación y el entrenamiento actoral (págs. 91-160). Málaga: Publicaciones y Divulgación Científica. Universidad de Málaga. Disponible en: https://riuma.uma.es/xmlui/handle/10630/8832
Tuccaro, A. (1599). Trois dialogues de l’exercice de sauter et voltiger en l’air. Claude de Monstr’oeil. París.
Depping, G. (1886). Fuerza y destreza, agilidad, ligereza, flexibilidad. Ejercicios corporales en la antigüedad y en los tiempos modernos. Daniel Cortezo. Barcelona.
Torrebadella X. (2013). Del espectáculo acrobático a los primeros gimnasios modernos. Una historia de las compañías gimnástico-acrobáticas en la primera mitad del siglo XIX, Revista Aloma de Psicologia, Ciències de l’Educació i de l’Esport, vol 31 nº 2, Barcelona, Universidad Ramon LLull. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/262731934_Del_espectaculo_acrobatico_a_los_primeros_gimnasios_modernos_Una_historia_de_las_companias_gimnastico_acrobaticas_en_la_primera_mitad_del_siglo_XIX_en_Espana
Diem, C., 1966, Historia de los deportes, vol. I, Barcelona, Luis Caralt Editor. pp. 376-378.